En momentos de crisis y conflictos políticos nacionales, el teatro se reconfigura como una de las artes que denuncia, devela e ilustra los quiebres sociales de un país. En esos términos, la dramaturgia en Colombia empodera nuevas estéticas en donde el ciudadano deviene protagonista de la escena, defendiendo derechos humanos y civiles que le han sido negados por el Estado. A partir de ese contexto, este libro analiza la producción de cuatro dramaturgos colombianos para descubrir cómo el cuerpo de las víctimas es representado en la escena y cuáles son las estéticas que se proponen en torno a los casos de desaparición forzada, ejecuciones extrajudiciales, desplazamientos, genocidios y masacres. Crímenes que, hasta el 2018, en el marco de un proceso de reparación y restitución a las víctimas, cuentan con más de ocho millones de casos en donde menos del cinco por ciento ha recibido condena por parte del Estado. En este estudio se propone el concepto de cuerpos-no-ausentes para entender la presencia corpo-política de las víctimas en la escena de las obras de Patricia Ariza, Felipe Vergara, Carlos Satizábal y Nohora Ayala.