Dieciocho estudios, con una presentación esclarecedora y un prólogo de gran especialista, analizan la naturaleza de la revelación en el ejercicio de la traducción de los Predicadores, cuyo lema es «contemplar y dar a los demás lo contemplado». La obra supone una contribución original por cuanto incide en la tarea cuasi-religiosa de la traducción y en el objetivo preciso de los traductores religiosos – «el brazo letrado de Dios» – y de los intérpretes en las misiones de América – a los que se les denomina «linguas» – o de Lejano Oriente. Resulta de especial interés el papel que los traductores dominicos juegan en las universidades, en la propia Orden o para la Inquisición, así como su comportamiento frente a los textos de carácter teológico, doctrinal, bíblico, filosófico, literario o místico. También es esclarecedor el valor que le dan a la imagen dentro de sus propias representaciones.