Si bien Miguel de Cervantes Saavedra jamás pisó el continente americano, se sabe que por lo menos en dos ocasiones buscó establecerse en él. Su anhelo, sin embargo, jamás se concretó. Con todo, el Nuevo Mundo cautivó poderosamente su interés e imaginación. Por una parte, el alcalaíno fue un lector puntual de los diversos textos que durante el siglo XVI dieron fe de la conquista de las tierras americanas y de los conflictos que surgieron en dichos territorios; y, por otra, América tuvo para él desde muy joven un interés literario, según se deduce de su primera novela, La Galatea, donde en el Canto de Calíope hace un conocido elogio de los poetas del Nuevo Mundo. Asimismo, precisa señalar que muy pronto llegaron las obras de Cervantes al Nuevo Mundo y fueron leídas con sumo interés y gusto por sus habitantes, sobre todo el Quijote. El impacto de la obra cervantina en el desarrollo de la literatura latinoamericana y en su imaginario no puede ser subrayado lo suficiente. Si ya en la época colonial Cervantes influyó en algunas figuras señeras de las letras en América Latina, en el siglo XX su huella fue decisiva y alcanzó a autores de la talla de Carlos Fuentes, Gabriel García Márquez, Jorge Luis Borges o Mario Vargas Llosa. En Cervantes transatlántico / Transatlantic Cervantes prestigiosos investigadores de Estados Unidos, Europa y Latinoamérica estudian la presencia de América y de lo americano en la obra de Cervantes desde una perspectiva multidisciplinaria.