Las relaciones entre Nietzsche y América Latina están marcadas por el desencuentro. Lo cual no implica que Nietzsche no haya sido leído en Latinoamérica; pero es diferente aludir a Nietzsche, a asumir una perspectiva nietzscheana. Por eso, en vez de usar a Nietzsche para analizar su moral, para desplazar el punto de vista, en América Latina se moraliza a Nietzsche al ponerlo al servicio de esa moral, dejándola indemne. El caso de la filosofía latinoamericana es síntoma de ese desencuentro: en tanto pensamiento de lo uno, no puede servirse del pensamiento nietzscheano, ya que es imposible construir un pensamiento del origen y la unidad desde un pensamiento de lo múltiple, como el de Nietzsche. Explorar y explotar al máximo ese desencuentro, sin intentar subsanarlo, permite construir la relación entre Nietzsche y América Latina en términos nietzscheanos, lo que implicaría deshacerse de la idea misma de América Latina en tanto sujeto, para concentrarse en la disección de sus fuerzas y en la potencia y miseria de sus pasiones.